Este mundo es uno de aprendizaje en el que volver al origen es nuestra mayor materia académica, todo lo que sucede en nuestras vidas es en pos de cumplir ese objetivo, por lo que todo se arregla y se coordina de forma perfecta para vivir ese aprendizaje: «yo y Dios, Dios y yo, somos uno».

Al ser nosotros parte de la divinidad, del universo, de la gran «cosa» que sostiene la vida, también somos eternos. Varias filosofías milenarias convergen en que nuestro cuerpo es un vehículo y nuestro espíritu es eterno. Venimos a este mundo en diferentes cuerpos, en diferentes mundo, nunca moriremos, somos eternos. Todo es eterno, el tiempo es parte de la limitación de la mente.

todos somo uno, estamos hechos con la misma materia, con la misma energía, en un sentido muy general, no hay separación entre uno y otro, entre animales y personas, entre montañas y árboles. Todos somos uno, expresándose en diversas formas, en diferentes momentos.

Venimos a experimentar el amor en todas sus formas y dimensiones, hasta en sus formas más deformadas. El amor es el centro de aprendizaje en este mundo y comienza por nosotros mismos. La persona más importante y lo que más debemos amar en este mundo somos nosotros mismos. Eres tú.

Al final del camino, el último descubrimiento que tendremos, a dónde se dirige cada terapia, sanación o clase de Yoga es al amor incondiscional, desde el cuál se puede perdonar todo. Para llegar a este estado se requiere de un nivel de crecimiento personal profundo y combinado con una serie de conocimientos. Te invitamos que lo experimentes aquí y ahora en Aruma Centro Holístico.